No hay cobre que sobre

La mundialmente famosa revista de análisis The Economist publicó en su último número un artículo muy interesante titulado “Rocks and Hard Places”, dicho artículo habla de algo muy importante para la economía del Perú: la minería que es, de lejos y así algunos no simpaticen con ello, del ingreso más importante del país; inclusive el mencionado artículo hace mención a Quellaveco.

Entre otras cosas, la revista menciona que los llamados “metales sucios” como el carbón o el hierro están siendo cada vez menos demandados y están siendo reemplazados en el mediano plazo por los elementos que The Economist llama “metales verdes”, estos son: cobre, níquel, cobalto y litio. Dicho reemplazo de elementos se da en medio de una “descarbonización” mundial. La intención es generar menos carbono y ayudar a menguar el ya conocido calentamiento global, fenómeno que cada vez más viene causando estragos en todo el globo.

Todo esto genera un efecto muy importante en la economía de muchos países y en el modo de vida de las personas; se dará preferencia a una llamada “economía verde” donde, por dar un ejemplo, se estimulará la fabricación de autos eléctricos y ello aumenta la demanda de los metales mencionados anteriormente hasta en siete veces más que los autos convencionales.

La revista especialista en economía advierte que por la alta demanda de “metales verdes” se anuncian cambios muy importantes, aunque si bien el aumento de la demanda del cobalto y litio no generará cambios drásticos, esto no sucederá con el cobre pues la mencionada demanda de este metal podría crecer hasta tres veces la producción actual.

Y ¿qué tiene que ver esto con el Perú?, por si no lo sabía, los países que llevan una amplia ventaja en la producción de cobre en el mundo son justamente Perú y Chile. El vecino del sur tiene una producción promedio de 5 millones de toneladas y Perú marcha en segundo lugar con una producción de 2 millones de toneladas.

La lógica de cualquier persona medianamente pensante dictaría que lo correcto sería que nuestro país incentive la explotación de nuevos yacimientos para poder equiparar o, en el mejor de los casos, superar la producción del país sureño; esto debido a que la revista señala también que, en la actualidad, existen pocos yacimientos disponibles en el mundo.

¿Es posible que podamos aumentar sustancialmente la producción de este elemento que podría asegurar una marcada bonanza económica para nuestro país? La respuesta es un rotundo SÍ, esto debido a que contamos con yacimientos enormes que, si fueran explotados, nos garantizarían una producción bastante importante. Estos yacimientos son: Conga, Tía María, Galeno, La Granja, Las Chancas, entre otros.

La explotación de estos yacimientos permitiría que empatar o hasta superar la producción chilena, generando una bonanza económica que fortalecería nuestra moneda, bajaría el precio del dólar, aumentaría la demanda interna y demás. Esto generaría que, como consecuencia, la demanda de inmuebles de todo uso se incrementaría y podría alcanzar los niveles de los años 2012, 2013 y etc.

Otro aspecto que toca The Economist es que tanto Chile como Perú están tomando giros económicos que, en vez de incentivar la explotación minera, generan temor en los empresarios de dicho rubro. Es que pretender aumentar el impuesto a la renta de 30% a 70% u 80%, entre otras “genialidades” del posible nuevo partido de gobierno no nos da muchas luces.

¿Cuál sería la consecuencia de aquello? Pues que los países que requieran de este metal busquen un elemento que reemplace al cobre, lo que nos dejaría con enormes reservas sin explotar, una economía endeble, un sol debilitado y una demanda interna decreciente.

Toca reflexionar sobre esta gran oportunidad para nuestro país, esperemos que no sea una más de esas que hemos dejado ir producto de las malas decisiones de nuestras autoridades.

• Autor: Ángel Giancarlo Strat
• Columna: Con el Dedo en la Llaga
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