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¿Mentorías o mentirías?

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No es secreto para nadie que siempre he dicho que en los años en que tuve la oportunidad de trabajar en Graf & Asociados tuve la suerte de ser acogido por una persona que, además de ser una profesional a carta cabal, se portó como una madre conmigo, llegando a “jalarme las orejas” cuando así ella lo consideraba necesario. Jacqueline Fabián me acompañó a mi primer cierre y nunca escatimó esfuerzos para transmitirme sus conocimientos y tips para lograr ser un buen profesional en bienes raíces. Aún hoy sigo llamándola para seguir pidiendo su consejo y me he sentido muy emocionado cuando es ella quien me llama haciendo alguna que otra consulta. El agradecimiento a esta dama es y será siempre algo que rescato de estos más de 10 años de amistad.

De igual manera he podido sentir la emoción de estar al otro lado de ese tipo de relación cuando, en una reunión con algunos clientes, la señora que hoy es mi socia: La Gran Manuela (así le llamo) dijo que “Angel es mi mentor”, es ahí que sentí aquella enorme responsabilidad de guiar a esta enorme ejecutiva en este negocio, esta labor con la que ambos escogimos ganarnos la vida. ¿Si ella ganó con esto? Pues creo que ambos lo hicimos pues hemos encontrado el equilibrio que se necesita para crecer en nuestro emprendimiento.

La relación entre estas dos partes: el mentor y el aprendiz se conoce como mentoría. Es a través de este vínculo que el mentor comparte su experiencia y conocimientos con la otra persona para que ésta pueda desarrollarse con éxito a nivel profesional, personal, etc. En el presente artículo vamos a enfocarnos en la parte profesional, aunque la parte personal y personal deben ir en una concordancia directamente proporcional.

La clave de la mentoría está en la comunicación. Puede tratarse de una comunicación verbal, con múltiples charlas; una comunicación práctica, donde se enseñan situaciones concretas; o una comunicación más bien simbólica, en la que prima el ejemplo. Lo importante es que el aprendiz logre asimilar los conceptos que intenta transmitir el mentor.

 

Es importante destacar que la mentoría se asocia a un proceso informal de enseñanza, a diferencia de la relación que se establece entre un maestro y sus alumnos en el marco de la escuela. El mentor no se atañe a un programa de estudios ni califica al aprendiz bajo criterios de evaluación como ocurre en el sistema educativo formal.

El mentor es esa persona, que habitualmente, sin pedir nada a cambio, regala conocimiento, regala experiencias y regala una gran sonrisa a aquel que quiere aprender de él. Porque el mentor, no pide nada más que ser escuchado y sentirse admirado. No existe mayor éxito para el mentor que conocer que su pupilo ha conseguido grandes éxitos y él tiene parte de culpa o responsabilidad en ello.

Las habilidades de un mentor son más que importantes para ejercer un buen papel. ¿Y qué habilidades necesita un mentor para triunfar?

Habilidades del mentor:

  • Inspirador
  • Motivador
  • Humilde
  • Definidor de metas
  • Trato humano
  • Constructor de confianza
  • Escucha activa

Dicho todo lo expuesto, podemos decir entonces que los “programas de mentorías” ofrecidos en internet ¿son realmente ello? O simplemente es un programa más de aquellos talleres dictados que ofrecen mucho y sólo terminan siendo más de lo mismo. También nos podemos preguntar si aquellos que ofrecen ser mentores a cambio de dinero ¿cumplen con las características antes mencionadas?.

Si lo que sucede es lo segundo pues ¿Qué impide que realmente se les llame tal como lo que realmente son? Es más fácil pues “disfrazar” las capacitaciones (sean productivas o no) con un nombre que suena rimbombante, bonito, inspirador, etc.; pero si revisamos lo que REALMENTE significa ser mentor veremos, otra vez, la enorme distancia entre lo que se ofrece y lo que se le entrega a quienes creen en aquellos que llenan la internet con sus famosos cursos.

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