La importancia de la red de contactos
A veces la mayor recompensa la encontramos donde uno menos lo espera.
Hace algún tiempo andaba muy preocupada porque habían pasado varios meses sin poder hacer nuevas captaciones. Veía como mis compañeros conseguían incrementar sus carteras mientras yo parecía haberme quedado en un estancamiento permanente.
Algo que me mantenía motivada era que tenía una base nutrida de potenciales compradores que buscaban con ansias alquilar o comprar propiedades. No obstante era plenamente consciente que esos potenciales clientes se iban a perder si no encontraba la manera de colocarlos y pronto.
Si debo nombrar una sola persona que ha confiado en mí desde que me inicié en el tema inmobiliario, esa persona sería mi esposo. Él siempre ha sido de gran ayuda para mí, apoyándome en las altas y en las bajas. Creo que esta aventura no hubiera sido lo mismo sin su compañía. Pero, lo que hizo aquella vez, será algo que difícilmente olvidaré, considerando como me encontraba en ese momento.
Por alguna razón que nunca supe, él decidió un día dejarse el cabello largo. Al inicio no me gustó la idea, pero pronto terminé apoyándolo. Paso poco más de un año así. Me gustaba como se le veía. Pero un día, así como así, de la misma forma que tomó la decisión loca de dejarse el cabello largo, fue que decidió que ya era hora de volver a su look clásico. Con un poco de pena lo despedí mientras iba camino a visitar a su peluquero de toda la vida.
La peluquería en la que se atiende mi esposo se ubica apenas a dos cuadras de mi casa. Está en el primer piso de un centro comercial pequeño, pero con regular afluencia de personas, dada su cercanía a bancos, restaurantes y entidades gubernamentales.
Mi esposo es una persona que le gusta conversar. Obviamente, visitar a su peluquero de toda la vida es oportunidad de tertulia. Fútbol, autos y otras cosas. En fin, esos temas que a ellos tanto les gusta.
Sin embargo, ese día, por alguna razón que ni él mismo se explica, el tema de conversación entre ellos fue mi trabajo. Mi esposo le comentó de lo que hacía, muy a su manera. Siempre bien vendedor. Ante ello, don Miguel (así se llama el peluquero) le contó a mi esposo que el local de al lado, que era igual al suyo, estaba próximo a liberarse. Los inquilinos habían crecido y decidieron mover sus operaciones a otro sitio, más grande y propio.
Como don Miguel era bien amigo del dueño de ese local, le pasó a mi esposo su contacto y él me lo pasó a mí.
Inmediatamente lo llamé. No sólo ofrecí mis servicios, si no que ya tenía una lista de candidatos que calzaban exacto para este local. Revisamos números, negociamos un tanto y al poco tiempo el local ya tenía nuevos inquilinos. ¡Había acabado la racha de varios meses sin cerrar una venta!
Pero la historia no quedó ahí. El dueño quedó tan contento con la prontitud de la operación que de inmediato me puso en contacto con un amigo suyo que tenía otro local disponible en surco. Lo contacté con la recomendación de mi cliente, pude captar dos locales nuevos en poco tiempo.
Y fue así como puse fin a un periodo lleno de incertidumbre. No podía creer como un evento tan ajeno a mi trabajo, como fue la decisión de mi esposo de cortarse el pelo, pudo conseguir algo así.
Desde entonces entendí la importante que es contar con una buena red de contactos. Donde menos te lo imaginas puedes encontrar tu mina de oro. Un amigo, tu vecino, el bodeguero de la esquina, tu casero del mercado. Realmente oportunidades pueden venir de cualquier sitio. Lo importante es mantener tu mente abierta siempre a recibir nuevas opciones.
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- Nombre: Luz Pérez Pereda
- Empresa: RE/MAX Synergy
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Revisado por: Angel Giancarlo Strat: docente, agente inmobiliario y columnista de "Con el dedo en la Llaga"