No siempre todo es tan obvio
A mediados del año 2016 el Doctor Gómez me volvió a telefonear para solicitar mis servicios. Acababa de comprar un nuevo departamento de estreno y quería alquilarlo, pero preferentemente a extranjeros. La ubicación era perfecta para una familia con hijos en edad escolar ya que se ubicaba a muy poca distancia de varios colegios, rodeado de parques y centros comerciales.
Me acuerdo que empecé la búsqueda un día martes y luego de varias visitas de familias peruanas tuve una cita con una familia coreana. La verdad que era mi primera experiencia con esta nacionalidad, pero me lleve una muy buena impresión ya que eran muy atentos, educados y lo mejor que querían alquilar el departamento por 3 años. Tenían dos niños menores de 10 años y el departamento quedaba frente a un hermoso parque, casi privado, por lo que les expliqué las ventajas y seguridad para sus hijos y además (recordando que los asiáticos disfrutan mucho de tomar bebidas calientes) le solicité al propietario que compre una mesita con sillas para que sus nuevos inquilinos puedan disfrutar su bebida caliente mientras ven a sus hijos jugar en el parque. Me pareció un excelente detalle para que esta nueva familia vaya conociendo la amabilidad del peruano.
No pasó más de 3 días y estábamos firmando el contrato de arrendamiento. Al momento de entregar las llaves del departamento me tomé mi tiempo para mostrarles al detalle el funcionamiento de cada línea blanca y la ubicación de la lava-seca y el tendal interior. Además, me encargué de explicarles las reglas de convivencia básicas como horario de reuniones, la hora de bajar la basura, el uso del balcón para hacer parrilladas, en fin, estaba más que seguro que había detallado lo más importante y necesario para mantener una buena relación y evitar algún altercado con los vecinos. Me retiré del departamento más que feliz y llamé al Doctor Gómez diciéndole … pierda cuidado, no tendrá ningún problema ni reclamo con esta familia, es A1.
Pasado tan solo 2 días me doy cuenta que tenía como 6 llamadas perdidas del propietario. Me pasó por mi mente 2 cosas de inmediato: 1) me estaba por depositar un bono extra por el alquiler de 3 años (me olvidé de contarles que además el inquilino pagó los 3 años adelantado) y 2) obviamente me llamaba para agradecer mis buenos oficios.
Mi alegría se desvaneció en un santiamén cuando lo único que escucho es “señorita, el inquilino es de lo peor, usted misma vaya al departamento y compruébelo”.
Quedé más que afectada por semejante llamada, cogí las llaves de mi automóvil y me dirigí al edificio. A tan solo 1 cuadra de llegar a mi destino entendí, más bien, observé el gran fastidio. No había considerado las costumbres coreanas, estaban usando el balcón para colgar la ropa recién lavada. La mesita y sillas recién adquiridas servían como apoyo de su ropa y para rematar habían amarrado como 10 cuerdas a lo largo de la baranda que llegaban hacia la sala donde colgaba la mayor cantidad de ropa.
No puedo negar la eficiencia en aprovechar el espacio, literalmente el balcón parecía una tela de araña de ropa mojada.
Obviamente les expliqué que esa costumbre coreana no se aplica en Lima y menos en esta zona residencial y el impase se solucionó de inmediato, todo quedó en una anécdota y sobre todo un aprendizaje a tomar en cuenta.
Pero lo que no quedó en anécdota es que hasta el momento ha sido la familia más correcta que me ha tocado conseguirle un hogar.
Hasta la próxima anécdota.
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Revisado por: Angel Giancarlo Strat: docente, agente inmobiliario y columnista de "Con el dedo en la Llaga"