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Dos caminos, un país | Con el dedo en la llaga

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En absolutamente todos los círculos de comunicación como redes sociales, grupos de trabajo y cuanto medio de comunicarnos exista se hace evidente la polarización en la que se encuentra nuestro país, una situación impensada hace unos meses plagado de incompetencias de nuestras autoridades y de todos aquellos encargados de llevar adelante el proceso de elección presidencial que nos recuerda cada cinco años que siempre se puede estar peor.

Y es que imaginarnos que íbamos a quedar atrapados entre dos opciones totalmente contrarias entre sí y que nos arrinconan para obligarnos a escoger entre un “profesor” que no ejerce hace años amparado en una licencia sindical y que muestra un nivel paupérrimo de conocimientos sobre economía, matemática básica, lenguaje y demás; rodeado de admiradores de una idea fracasada en el mundo, de una ideología que tiñó al país de sangre, de admiradores de personajes tan terribles como Abimael Guzmán o Antauro Humala.

Y por el otro lado tenemos a una señora que lidera desde hace años una agrupación política que durante mucho tiempo vivió resentida con el país, hija de uno de los presidentes más corruptos de la historia, acusada de múltiples delitos, con muchas historias por contar y con una mochila demasiado pesada como para pasar desapercibida.

Sí, es terrible que por la irresponsabilidad de algunos y el miedo al contagio de otros tengamos ahora un panorama tan oscuro como en el que nos encontramos ahora. Pero es momento de tomar partido y alejarnos de cualquier posición pasada por agua tibia.

Tenemos en frente dos opciones, a pesar de lo terrible de la situación, bastante claras y definidas: o nos arriesgamos por un partido con una historia cargada de corrupción e intervencionismo para obstruir a quien fuera elegido como presidente, pero que asegura la continuidad y mejora del modelo económico que sacó al país de un enorme abismo económico o, por el contrario, nos vamos a la acera del partido que promete regresar justamente al tipo de régimen que sumió al país en el abismo que señalamos líneas arriba.

Necesitamos asegurar que las inversiones internacionales sigan mirando al Perú de una manera atractiva, pues un país llega a crecer sustentando con todas las seguridades posibles la confianza en inversionistas para colocar sus capitales en nuestro país.

Si una persona crea una empresa lo hace a sabiendas de que está corriendo riesgos e incertidumbres a los que está claramente dispuesto a enfrentar, pero si de pronto te dicen que, por ejemplo, vas a comenzar a pagar el 70% de impuestos en vez del 30% que se paga ahora, si se sabe que en el mundo la tendencia es empezar a pagar menos impuesto a la renta (ya en parte de Europa ese porcentaje es 27%) pues la consecuencia lógica es “tirar la toalla” e irse. Por otro lado, si pensamos que la tan mentada nacionalización no va a tener consecuencias pues entérense que lo mínimo que va a suceder es que vamos a tener que pagar cuantiosas indemnizaciones.

Optar por esta opción hará que no tengamos el mínimo chance ante un arbitraje internacional, al mismo que tendríamos perdidos incluso antes de llegar a él.

A todo esto, es evidente que lo arriba señalado no sería la única consecuencia, por el contrario, enfrentaríamos una reacción en cadena que podríamos señalar en los siguientes puntos:

  1. Todos los centros calificadores de riesgo a nivel mundial encenderían las alarmas respecto a Perú.
  2. Los costos de los financiamientos a nivel mundial (si llegáramos a obtener alguno) nos costaría probablemente 20 veces más.
  3. El costo de los créditos bancarios personales se elevaría enormemente y los créditos hipotecarios se harían prácticamente inviables.
  4. Al no haber posibilidades de obtener créditos el consumo sería casi nulo.

El Perú se levantó de la crisis económica derivada del primer gobierno aprista en base al emprendimiento y a la apertura del país a los mercados internacionales. Es obligación de los actores económicos pensar cuidadosamente el voto que vayamos a emitir el próximo 6 de junio, tenemos en nuestras manos la posibilidad de seguir creciendo o de regresar a una fórmula que ya tuvimos y que fracasó horriblemente.

Votemos por la democracia.

 

  • Autor: Ángel Giancarlo Strat
  • Columna: Con el Dedo en la Llaga
  • Empresa: Master Team Perú
  • Instagram: @masterteamperu
  • Whatsapp: 976 815 281
  • Linkedin: Angel Strat
  • Twitter: @StratAngel
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